La creciente demanda de huevos a nivel global está creando la necesidad de mejorar la persistencia de la puesta y la solidez de la calidad de huevo. Así, el ciclo de postura de las aves comerciales puede extenderse de 90 a 100 semanas.
La producción de huevos es guiada por el consumidor. Y con la perspectiva de que la población mundial alcance las 10 mil millones de personas para el 2050, aumenta la presión sobre los productores para incrementar la calidad y la cantidad de proteína. Desde 1990, el volumen de la producción de huevos a nivel global ha aumentado en más del 100%. Asimismo, los consumidores también están buscando un huevo de mejor calidad para llevar a sus mesas. Estos requerimientos cambiantes instan a que los productores y empresarios satisfagan esta demanda. Por lo que esta presión sobre el metabolismo de las aves de postura para atender estas necesidades, exige más de la persistencia de postura, de la calidad de la cáscara y de la salud intestinal.
La salud intestinal es la base para una postura más sana y larga
El sector de postura avanza hacia ciclos de postura más largos, con aves seleccionadas para poner hasta 500 huevos en un periodo de 100 semanas. Estos ciclos más largos en la avicultura –de 75 a 100 semanas– permiten hoy que las aves sobrevivan a los programas de vacunación.
Así, las aves más viejas pueden enfrentar mayores riesgos de enfermedades con períodos más largos sin vacunación. Paralelamente, aumenta la presión para que los productores de la industria reduzcan el uso de antibióticos. La reducción del uso de los antimicrobianos implica que habría vacunas durante el período de cría, lo que demanda más eficiencia del sistema inmune.
El desarrollo de una microbiota abundante y variada tiene que estar en equilibrio con una protección eficaz de la mucosa intestinal. Un enfoque integral para la selección de aditivos eubióticos para la alimentación y la composición del alimento balanceado influirá positivamente en la población microbiana del intestino para mejorar el sistema inmune de las aves.
La salud intestinal es clave para una tasa de postura mejorada
Las pollitas experimentan un rápido desarrollo físico antes del ciclo de postura (0-16 semanas). Existen cuatro etapas de este desarrollo:
Paralelamente, las interacciones entre el intestino y los microbios comensales han demostrado que desempeñan una función crucial en evitar la colonización por patógenos, aumentando así el metabolismo de los nutrientes en los huéspedes, y mejorando la digestión de los polisacáridos no digeribles y estimulando el desarrollo del sistema inmune de la mucosa gastrointestinal. Esto muestra que las alteraciones en la microbiota intestinal podrían estar involucradas en la regulación del desarrollo de los órganos durante los diferentes ciclos.
Es importante que las pollitas reciban una dieta apropiada durante todo el periodo de cría para establecer un intestino sano desde el principio, de modo que tengan una estructura corporal correcta para sostener una producción de huevos superior a las 90 semanas.
Un intestino sano mejora la absorción de nutrientes y la calidad de la cáscara de huevo.
El tracto gastrointestinal de una ave alberga una microbiota compleja y diversa que incluye bacterias, hongos y protozoos. Cuando existe un equilibrio entre estos diversos microorganismos, estos interactúan para crear un entorno favorable para la absorción y la digestión.
El gráfico que figura a continuación, sobre el sistema digestivo de las aves de corral, explica el proceso de las diferentes etapas que comienza con la ingesta de los alimentos y finaliza cuando se expulsan los desechos no digeridos, haciéndose hincapié en la necesidad de un intestino sano. Y debido a que el alimento balanceado representa alrededor del 75% de los costos de la producción avícola, es necesario cuidar la salud intestinal para mejorar la eficiencia y la rentabilidad.
Una mejor función intestinal mantenimiento la estructura del intestino participa en el metabolismo del calcio para la formación de la cáscara de huevo, lo que da lugar a una mejor digestión y a la absorción de calcio. El carbonato de calcio (CaCo3) y las proteínas son los principales componentes de la cáscara de huevo, lo que aporta a su resistencia.
Distintas pruebas de campo han demostrado que la inclusión ya sea de probióticos como de productos fitogénicos da como resultado una mejor calidad de la cáscara de huevo, lo que puede constatarse con un menor número de huevos deficientes.